Sin embargo ella no desistió, y allí estaba Lance para probarlo.
En el parque no había nadie más, por lo que pudo quitarle la correa y dejarle corretear entre los árboles.
Noa se agachó para coger una pequeña rama caída y la agitó en el aire. Era muy típico y ni siquiera sabía si a Lance le gustaría ir a buscar palos, pero se lo tiró de todas formas una de las veces que pasó junto a ella.
-¡Ves a buscarlo, Lance!-Exclamó con una pequeña sonrisa, haciéndole señas como si el perro realmente pudiese entenderla.